Maruja Mallo

Vivero (Lugo), 1902 – Madrid, 1995

Perteneciente a una familia de buena posición, se inicia en el dibujo a edad muy temprana copiando ilustraciones de las revistas de la época.

En 1922, al trasladarse su familia a Madrid, tanto ella como su hermano Cristino ingresan en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En Madrid, su compañero de estudios Salvador Dalí la introduce en el ambiente de la Residencia de Estudiantes, donde encontrará a quien será su pareja intermitente entre 1925 y 1931: Rafael Alberti. También conoce entonces a dos personas de enorme influencia a lo largo de toda su vida: María Zambrano y Concha Méndez.

En 1928 se produce su encuentro con José Ortega y Gasset. Crea algunos dibujos para la Revista de Occidente y realiza su primera exposición, de gran trascendencia en su momento.

En 1932 expone en París-becada por la Junta de Ampliación de Estudios para trabajar en escenografía- la serie surrealista Cloacas y campanarios. Un año después conoce al uruguayo Joaquín Torres García, junto a quien profundizará en el estudio de la geometría y de los estudios sobre la proporción áurea del príncipe rumano Matila C. Ghyka, de tanta relevancia para su trabajo posterior.

Los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil los pasa como profesora de la Escuela de Cerámica y trabajando sobre temas sociales –a lo que no es ajena su amistad con Miguel Hernández- y las Arquitecturas minerales y Arquitecturas vegetales, que los críticos emparentan con la Escuela de Vallecas. A este respecto hay que recordar su excelente relación con Benjamín Palencia y Alberto Sánchez. También colabora con Rodolfo Halffter en los decorados y escenografía de la ópera Clavileño.

Desde Galicia, donde se encuentra al inicio de la guerra con las Misiones Pedagógicas, se desplaza a Buenos Aires en principio como conferenciante invitada por la asociación de Amigos del Arte y con Gabriela Mistral, embajadora en Lisboa, como mediadora, pero su estancia se extiende hasta 1961, interrumpida sólo por algunas temporadas en Chile y Uruguay. Esta vez es el entorno de la revista Sur quien la acoge.

En 1945 es cuando crea el mural hoy destruido del cine Los Ángeles de Buenos Aires. En 1947 intenta realizar otros murales para la Fundación Rockefeller y los Estudios Metro Goldwyn Mayer, pero el proyecto no se lleva a efecto. En cambio logra el Primer Premio de Pintura de la XIII Exposición de Nueva York en 1948.

Los años 50 son de una retirada de la vida pública, aunque expone sin mucha trascendencia en París, Uruguay y Buenos Aires.

En 1961 hay un primer regreso a Madrid, que puede considerarse definitivo a partir de 1962.

En 1967 obtiene el Premio Estrada Saladrich en la Bienal Internacional de Pintura de Barcelona y desde los años 70 se convierte en una presencia fundamental de los ambientes artísticos madrileños, aunque más por su pasado que por sus nuevas obras.

Pintora e ilustradora. De carácter rebelde e inconformista, fue una de las artistas plásticas más significativas de las vanguardias.

Maruja Mallo