Rafael Cano García (Rafael Canogar) es uno de los artistas más representativos del arte español de la segunda mitad del siglo XX.
Pasó su infancia en San Sebastián. En 1944 se trasladó a Madrid con su familia y cuatro años más tarde, comienza su formación en el taller del pintor Daniel Vázquez Díaz, a la vez que acude por las tardes a las clases de dibujo del Círculo de Bellas Artes. En esta época pinta paisajes y retratos al estilo de su maestro y comienza a interesarse por la obra de Braque, Picasso y Miró.
En 1955 entabla relación con el crítico y poeta Manuel Conde. Con él viaja a París e Italia y entra en contacto con las corrientes artísticas del momento. A partir de ahí, su obra se orienta hacia la abstracción informalista. En 1957, funda junto a otros artistas el grupo “EL PASO”, que supone una renovación para la pintura española. Dentro de ésta etapa compone una serie de obras de gran fuerza expresiva, muy gestuales y con tonalidades ocres, grises, blancos y negros.
En los años sesenta, comienza la serie “Personajes” con una tímida intención de crítica social. A partir de 1964 abandona el informalismo y su pintura toma un rumbo nuevo, se inclina hacia la figuración. Sus nuevas obras se basan en crónicas narrativas tomadas de los medios de comunicación, comenzando una etapa más realista que evoca escenas urbanas que funcionan como denuncia social y política.
Posteriormente, entre 1967 y 1975, estas escenas urbanas adquieren una tercera dimensión y los colores se reducen a la gama de grises y negros. Se trata de “los relieves”, construcciones monocromas a medio camino entre la pintura y la escultura, realizadas a partir de vaciados en materiales como la madera, fibra de vidrio y poliéster. En ellas representa detenciones, prisioneros, multitudes, etc. Un ejemplo es El paseo de Juan.
A partir de 1975, Canogar siente la necesidad de volver de nuevo a la abstracción y a expresarse con medios exclusivamente plásticos. La materia pictórica y la gama cromática se enriquecen llenando de matices la obra. Poco a poco va introduciendo trazos y líneas, formas geométricas que le permiten reordenar la composición. Su obra, está dominada por una cuidada tensión entre gestualidad y geometría.
A diferencia de otros artistas de la misma generación, su obra no se puede clasificar dentro de un estilo determinado, aunque posee unos rasgos que serán constantes a lo largo de su obra: el gesto, la materia y el color. Tres elementos que se presentarán alternativamente dentro de una estética informal, figurativa o abstracta.