Cuenta con una larga trayectoria artística, que inicia a comienzos de los años sesenta. Desde 1964 desarrolla su trabajo como miembro del Equipo Crónica, al que en 1989 el por entonces Centro de Arte Reina Sofía se dedica una exposición. Este grupo, influido por el Arte Pop, marca el Arte Español de su tiempo y supone una crítica y lúcida reflexión plástica sobre la relación entre arte y sociedad. A partir de 1981 Valdés inicia una fructífera carrera profesional en solitario. Veinticinco años después, el Museo Reina Sofía presenta por primera vez en España una retrospectiva completa de esta etapa de su producción artística.
Durante el último medio siglo, Valdés participa en decenas de exposiciones y recibe múltiples reconocimientos, como el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1983 y la Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes en 1998. Al tiempo, el artista logra proyección internacional, al estar presente en citas artísticas como la Bienal de Venecia.
La pintura y la escultura son el eje de la producción artística de Valdés, aunque también realiza incursiones en el arte gráfico. Los trabajos de los grandes clásicos le sirven de pretexto para sus planteamientos estéticos, en los que destacan como características la textura, la materia, la luz, el color, la representación del cuerpo humano y la fuerza contenida de los rostros. En sus esculturas refleja una profunda reflexión sobre la materia y el espacio, lo que le conduce a menudo a la creación de obras de formato monumental.
Desde el punto de vista temático, se inspira en los grandes maestros como Francisco de Goya, Diego Velázquez, José de Ribera, Francisco de Zurbarán o Doménikos Theotokópoulos (El Greco) y nunca oculta sus modelos, incluso los destaca hasta en los títulos de sus obras. Al artista le interesa la imagen, elimina todo lo accesorio para centrarse únicamente en ella, y logra de este modo composiciones coloristas, barrocas y brillantes, en las que superficie y materia se integran de manera indisoluble.