Leopoldo Nóvoa

Pontevedra, 1919 – París, 2012

 

Nacido de madre gallega y padre diplomático uruguayo. En 1938 emigró al Uruguay, donde se vinculó con Joaquín Torres García. Pasó su juventud en Montevideo donde fundó la revista de cultura Apex, con Carlos Maggi, trabando asimismo una estrecha amistad con Jorge Oteiza, que llegó a prologar su exposición en el Centro de Artes y Letras.

En Buenos Aires, donde vivió entre 1948 y 1957, fue muy amigo de Lucio Fontana quien tuvo mucha influencia en su obra, así como otros gallegos exiliados por la guerra civil española como Rafael Dieste y Luis Seoane.

A partir de 1957 se radicó en Montevideo, hasta su alejamiento definitivo a París, en 1965, de la mano de Michel Tapié. Allí impresionó a Julio Cortázar, que escribió un relato sobre su obra y al pintor asturiano exiliado Orlando Pelayo, amigo de André Camus desde su etapa en Orán.

Nóvoa fundó con varios pintores importantes uruguayos y argentinos el Espacio Latinoamericano. En 1974 hizo su primera exposición en la galería Edouard Loeb, que sería su galerista durante muchos años. Siguió trabajando hasta su muerte en el año 2012, alternando estadías en su Galicia natal.

Sus dibujos, pinturas y murales, así como las pirografías (maderas quemadas y pintadas) rescatan su impulso creador. Refiere a paisajes de sus recuerdos de Galicia en obras abstractas, sin recrear escenarios ni anécdotas, con referencias del expresionismo abstracto y el informalismo, aunque no se corresponde con ningún movimiento. Compone con formas impersonales, ritmos enfrentados y gran presencia matérica.