Joaquín Sorolla

Valencia, 1863 – Cercedilla (Madrid), 1923

En la Escuela de Bellas Artes (1878-1881) recibe una formación académica. Empieza a pintar al aire libre animado por uno de sus profesores, Gonzalo Salvá, y después por el pintor Ignacio Pinazo Camarlench.

En 1884 obtiene una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y obtiene una pensión en Italia de la Diputación Provincial de Valencia. Un año después va a Roma y desde allí a París, donde entra en contacto con el naturalismo. De regreso a Roma, comienza a viajar por distintas ciudades italianas, tomando pequeñas notas de color.

Tres años más tarde se instala en Asís y allí empieza a hacer escenas de ambiente valenciano bajo la influencia de José Benlliure y Gil. Es el inicio de su costumbrismo, que repercutirá en gran medida en su futura obra. Al año siguiente contrae matrimonio con Clotilde García del Castillo.

Vuelve a París para ver la Exposición Universal, donde allí descubre a los pintores nórdicos y su peculiar tratamiento de la luz, en el que él basará su propia versión del luminismo: se abre su etapa de consolidación. Su paleta va cobrando nuevos matices en su esfuerzo por plasmar la luz. Surgen nuevas temáticas, como el costumbrismo marinero, el que trata de las gentes del mar, o el realismo social, demandado en los certámenes oficiales. Con el primero conseguirá su primer éxito internacional con La vuelta de la pesca en 1895, con el segundo varias medallas en la Nacionales de 1892, 1895 y 1901, en esta última con una Medalla de Honor.

En 1900 obtiene el Grand Prix de los pabellones español y lusitano en la Exposición Universal de París. Se inicia su etapa de culminación, la del Sorolla más brillante, cuyas grandes dotes perceptivas y veloz ejecución producen sus mejores obras, donde la luz es el interés dominante.

Sus constantes desplazamientos a París le hacen conocer las distintas vanguardias, que experimenta en sus obras. Surgen los “ismos” en su pintura, siempre a modo de experimentación en su búsqueda por captar la luz. Hace retratos que le producen grandes ingresos, y se interesa por el paisaje, viajando por distintas regiones españolas para recoger sus distintas matizaciones. Sigue cultivando su costumbrismo marinero, del que derivan desde 1904 sus temas de playa, lo más reconocido de su producción, e inicia a partir de 1907 sus estudios de jardines, fundamentalmente en Andalucía. En este periodo expone individualmente en varias ciudades de Europa y de Estados Unidos: en 1906 en París, al año siguiente en Berlín, Düsseldorf y Colonia; en 1908 en Londres y un año más tarde en Nueva York, Buffalo y Boston. Concluyen estas exposiciones en Chicago y Saint-Louis el año 1911, con un gran éxito en París y clamoroso en Nueva York.

En 1911 Sorolla firma un contrato con The Hispanic Society of America de Nueva York por el que se compromete a hacer una gran decoración sobre Las Provincias de España, más conocida últimamente como Su visión de España. El pintor se enfrenta a un proyecto mural de proporciones gigantescas. Son casi ocho años de viajar constantemente por todo el país, buscando lo más peculiar de su indumentaria y de sus costumbres. En los descansos que hace de esa decoración, Sorolla pinta de forma más sintética, eliminando lo accesorio para enfrentarse con lo fundamental, buscando nuevos caminos para interpretar la luz.

En 1920 sufre un ataque de hemiplejía que lo deja invalidado del lado izquierdo.