Granell, Eugenio

La Coruña, 1912 – Madrid 2001

Fue un pintor, escritor y músico español, considerado el último surrealista español. Se exilió tras la Guerra Civil Española debido a su militancia en el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Durante su exilio, vivió en varios países de América Latina y EE.UU., lo que influyó notablemente en su obra.

Su pintura, fuertemente influenciada por el surrealismo, se caracteriza por composiciones oníricas, simbolismo complejo y una paleta vibrante. Fue amigo de André Breton, líder del movimiento surrealista, y participó activamente en el círculo surrealista internacional.

Además de pintar, Granell fue novelista, ensayista y violinista profesional. Su obra refleja un compromiso tanto político como estético. Hoy en día, su legado está preservado en la Fundación Eugenio Granell, ubicada en Santiago de Compostela.

Granell comenzó su carrera artística como violinista, pero su vocación pictórica se consolidó en el exilio. Fue profundamente influenciado por el surrealismo, movimiento con el que se identificó plenamente tanto en el plano estético como filosófico. Su obra pictórica está llena de elementos simbólicos, figuras fantásticas y estructuras oníricas que remiten a mundos interiores y subconscientes.

Características clave de su pintura:

Imaginario surrealista: Criaturas híbridas, paisajes irreales, formas flotantes y metamorfosis constantes.

Colorido intenso y dinámico: Empleaba colores vivos y contrastes marcados para generar impacto visual.

Influencia caribeña y americana: Durante su exilio en República Dominicana, Puerto Rico y Guatemala, incorporó elementos tropicales, indígenas y mágicos, enriqueciendo su iconografía.

Compromiso ideológico: Aunque no de forma directa, su arte suele estar impregnado de una crítica al autoritarismo, el dogma y la violencia.

Granell rechazaba el racionalismo académico y defendía la libertad absoluta del arte. Para él, la pintura era un medio de liberación personal y política. Su estilo está emparentado con el de artistas como Max Ernst, Joan Miró o Wifredo Lam, aunque con una voz claramente singular.

En los años 50 y 60, expuso en importantes galerías de Nueva York y París, y su obra fue reconocida por André Breton como una de las más fieles al espíritu del surrealismo.

Relación con otros surrealistas:

André Breton: Fue su gran defensor y amigo. Breton valoraba a Granell por mantener viva la esencia original del surrealismo, especialmente cuando muchos artistas se alejaban del movimiento.

Wifredo Lam: Compartieron sensibilidad por lo mágico y lo afrocaribeño. Aunque con estilos distintos, sus obras dialogan en cuanto al simbolismo y el mestizaje cultural.

Roberto Matta: Otro surrealista del exilio latinoamericano con quien Granell coincidió en Nueva York. Ambos exploraron el subconsciente y lo metafísico desde lo pictórico.